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“SI TE QUIERES DEDICAR A ALGO Y QUIERES SER ESPECIALISTA TIENES QUE ESTAR DONDE PASAN LAS COSAS, AL LADO DE LOS PROBLEMAS ES DONDE UNO MÁS APRENDE”

Rodrigo Riquelme, abogado, socio del estudio Chadwick & Reymond nos cuenta sobre su vida profesional la que comenzó muy joven. Su historia personal ligada a una familia católica dedicada al servicio a los demás, marcó un camino lleno de esfuerzo, sentido crítico y determinación.

La vida que hoy tiene es la que imaginó, tal vez es la vida que mentalmente creó en esos largos trayectos en bus en los que viajaba por largas horas a sus jóvenes 21 años, cuando se jugó el todo por el todo para equilibrar su tercer año de carrera y el mundo laboral que se abría para él. Es que, para Rodrigo Riquelme, la vida es un constante desafío, y así queda demostrado no sólo en su currículum profesional donde destaca por ser experto en resolución de controversias de alta complejidad, derecho público, y donde concesiones, infraestructura y grandes proyectos de construcción e ingeniería son las áreas en las que se desempeña hace más de 15 años.

Más allá de ser un destacado abogado, nos sorprende con su historia de vida, que comenzó a forjar junto a su madre, dedicada a su familia y a la parroquia, su padre fotógrafo y amante de la historia y la actualidad y sus dos hermanos menores. En el seno de esta familia católica Rodrigo construyó un fuerte ámbito espiritual y una arraigada preocupación por el otro.

Estudió en el colegio San Marcos de Macul y ya desde muy temprana edad se convirtió en lo que él describe como un lector empedernido: “Leía y aún leo cuatro diarios completos al día, siempre me encantaron los libros de historia y filosofía, pasaba largas horas investigando y revisando prensa antigua en la biblioteca nacional”.

Sus largas horas sumergido en los libros lo llevaron en su adolescencia, a ganar las olimpiadas de conocimiento en historia, organizada por la Universidad de Santiago, y luego a obtener 2 puntajes nacionales en las pruebas específicas de la Prueba de Aptitud Académica el año 1997. En historia y Ciencias Sociales tuvo todas las respuestas buenas, 820 y 852 puntos, respectivamente.

“El premio por ganar las olimpiadas era estudiar en la USACH, pero no impartían en esa época la carrera de derecho. Mi opción siempre fue estudiar en la Universidad Católica, por la cercanía con la Iglesia y porque quería tener ramos de derecho canónico y de la doctrina de la Iglesia. Por los puntajes nacionales me otorgaron un porcentaje de una beca, estudiar en la UC fue la mejor decisión, tuve una época de estudio muy tranquila y con grandes profesores”. 

Reconoces que tu etapa de estudiante universitario fue tranquila, ¿por eso elegiste trabajar mientras cursabas la mitad de la carrera?

“Sí. Empecé a trabajar muy chico y a veces eso resultaba ser bien anecdótico, porque en un juicio, para tu contraparte, ver que un estudiante estaba ahí discutiendo resultaba extraño. Elegí armarme un horario en la Universidad para poder trabajar desde tercer año y de esa época recuerdo el correr, correr y correr para llegar a clases. Almorzaba en cualquier parte, tenía que ir a los tribunales de policía local, recorría la IV, V y la Región Metropolitana visitando estos tribunales de competencia, donde estaban nuestros casos, cuyos clientes eran las autopistas. Fue una época en la que aprendí mucho, me ayudaba en los viajes para poder estudiar: leía en los buses y en los colectivos. Fue agotador pero un privilegio a la vez, por el tiempo para estudiar en los trayectos y por estar esos tres años, siempre ligado al sector de concesiones y construcción”.

Más allá de la experiencia ¿qué es lo que más destacarías de esa época?

Me ayudó muchísimo para ser el profesional que soy ahora, después de egresar preparé mi examen de grado e inmediatamente me vine a trabajar con los abogados de esta oficina. Imagina que los mismos clientes a los que yo les iba a sacar la firma cuando era procurador, para presentar ciertas cosas en tribunales, después los tuve como clientes. En el fondo hay algunos clientes que me conocen desde que era un estudiante.

NO TODO ES TRABAJO

Rodrigo ha formado una familia con la enfermera Kárel Núñez, la mujer que lo acompaña desde que eran compañeros de colegio, y con quien se casó el 28 de febrero de 2009. Una larga relación de 11 años de pololeo, que para ellos se transformó no sólo con el matrimonio, sino con la llegada de Agustín el año 2014.

“Lo buscamos harto, tuvimos que planificarlo mucho porque mi señora toma medicamentos por una enfermedad crónica que padece, medios incompatibles con el embarazo. Afortunadamente tuvo un excelente embarazo, aunque le dio preeclampsia y tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia, así es que Agustín nació un mes antes de lo presupuestado”.

¿Cómo cambiaron tus rutinas con la llegada de tu hijo?

Uff mucho, el hecho de tratar de llegar antes de que se duerma para poder participar en el proceso del baño, acostarlo, leerle un cuento, yo soy el que todos los días lo voy a dejar al jardín y conversamos harto. A él le encanta conversar conmigo y viajar, le gusta que le muestre fotos de esos viajes y que le recuerde los lugares donde estuvimos. Hicimos un viaje de un mes a Francia y a él le encanta hablar de ese viaje en particular.

  ¿Te gustaría tener más hijos?

Sí, estamos ya en ese proceso, así es que felices recibimos a un nuevo integrante.

¿Por qué eligieron  Francia para viajar un mes con Agustín de 3 años?

Por la estética que hay y además me gusta mucho el francés, llevo varios años estudiándolo, he tomado cursos allá hace unos años y acá en Chile.

¿Tienes algún hobbie?

Sí, me encanta coleccionar portadas de diarios, tengo muchísimas de distintas épocas, que reflejan distintos momento que hemos vivido a nivel local e internacional. Otras también históricas, que son más antiguas que conseguí del Archivo Nacional.

Imagino Rodrigo que obviamente una de esas portadas es del terremoto que el 27 de febrero de 2010 sacudió a nuestro país.

Fíjate que ese es un tema para mi señora y para mí, primero porque yo le tengo pavor a los temblores, pero sobre todo porque ese mismo día nosotros estábamos preparándonos para celebrar nuestro primer aniversario de matrimonio y se vino este terremoto. Como familia también lo pasamos mal porque uno de mis hermanos estaba en la casa de la familia en Iloca, donde sabemos que hubo un tsunami y no supimos nada de él durante muchas horas, afortunadamente se pudo comunicar vía mensaje de texto con una prima quien nos avisó que estaba bien junto a sus amigos.

Rodrigo, si tuvieras que hablarle hoy al Rodrigo, de los 16 años, ¿Qué le dirías con la experiencia y con la perspectiva del tiempo que tienes hoy?

Le diría que las cosas no son fáciles, que no hay que soltarlas, que hay que seguir adelante, que las cosas que se ven complejas con paciencia, empeño, y buscando siempre alguien que te de una mano, se pueden sacar, se puede salir adelante y conseguir muchas cosas. También me diría Rodrigo si quieres ser especialista tienes que estar donde pasan las cosas, yo he estado en los techos de las cárceles en construcción, en hospitales viendo problemas de construcción, en una autopista a pleno sol, en lecho de ríos por un Puente, ahí al lado de los problemas es donde uno más aprende, no hay que hacerle el quite a estar donde está el trabajo con los profesionales a cargo. Por último, le diría, Rodrigo en esto gana el que más estudia porque en esta especialidad, donde hay tan poco escrito, hay mucho por hacer.

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