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“LAS MUJERES SOMOS GRANDES NEGOCIADORAS, NOS CUESTA MUCHO MENOS SALIR DE NUESTRA ZONA CÓMODA PARA IR A BUSCAR UN PUNTO DE ENCUENTRO”.

Fabiola García Waak, Jefa de Gestión de Contratos en EMIN, Ingeniería y Construcción.

Corría el año 2003 Y una joven estudiante de derecho de la Universidad del Desarrollo realizaba su práctica en la Corporación de Asistencia Judicial. Entre trámite y trámite, tenía que sacar copias de un expediente, se acercó a la actuaria, quien con muy poca empatía le dijo que estaba ocupada. La joven le respondió que podía esperarla, la mujer no dijo nada…pasaron varios minutos, la estudiante seguía esperando, hasta que la mujer la miró y le señaló insistentemente que estaba muy ocupada, pero la joven lejos de rendirse le ofreció ayuda para terminar su trabajo, y así, sin darse cuenta, estaban ambas timbrando formularios. Recién después de todo ese preámbulo, la actuaria le preguntó ¿A qué vienes? Y la estudiante respondió: “a sacar copias de un expediente”, la mujer sólo dijo: “tienes que ir a hablar con el secretario del tribunal”.

Quince años después esa misma paciencia y tenacidad es la que Fabiola García reconoce como una de sus principales fortalezas, esa misma capacidad de desarrollar vínculos con la gente, asegura, la ha llevado a tener una exitosa carrera profesional como abogada, jefa de contratos de EMIN, Ingeniería y Construcción, donde se desempeña hace 11 años. “Esa anécdota de la actuaria, terminó de una manera increíble, porque gracias a mi paciencia y perseverancia llegué a hablar con el secretario del tribunal que me acogió muy bien e incluso me ofreció trabajo para hacer una suplencia oficial, en la que estuve durante dos meses”, cuenta Fabiola, que reconoce en esa época haber sido una apasionada por el derecho penal.

“Cuando egresé trabajaba como profesor ayudante en la Universidad y además conseguí trabajo en un estudio jurídico que se dedicaba sólo a temas de minería y me encantó. Empecé en el estudio de Pilar Oyarzún que trabaja para grandes empresas mineras y ahí me tocó hacer mucho terreno”, asegura la abogada.

¿Qué es lo que más te gustó de ese trabajo que se daba en un ambiente muy masculino?

Me di cuenta de que las mujeres somos bien detallistas a la hora de enfrentar desafíos, aunque se piensa que este terreno es más de hombres, cuando los desafíos son más técnicos las mujeres somos un gran aporte, somos capaces de ver las cosas desde otra óptica, al entrar a un mundo de hombres tratamos de hacer las cosas lo mejor posible, con mucho compromiso, pasión y responsabilidad.

A propósito de eso, ¿Cuál sería la principal fortaleza de las mujeres en este mundo mas bien masculino de la minería y construcción?

Las mujeres somos más empáticas incluso al tener que manejar momentos de crisis, tenemos grandes habilidades en materia de negociación, tenemos la capacidad de sacar a alguien que esté en una posición más dura de ese espacio y poder conversar, flexibilizar la conversación, y buscar puntos de encuentro. Para la mujer es mucho más fácil salir de su estado de confort para ir a buscar ese punto en común con el otro.

“TENGO QUE HACER LAS COSAS BIEN PARA QUE MI PAPÁ SE SIENTA ORGULLOSO”

Ese fue el lema con que Fabiola – hija única- creció, y es que para ella hacer las cosas bien es honrar la memoria de su padre, piloto, quien falleció en un accidente aéreo en 1982, cuando ella tenía sólo 8 años.

“Fue un accidente muy parecido al que le ocurrió al CASA 212 donde viajaba Felipe Camiroaga, fue muy impactante…Mi mamá después de la muerte de mi papá fue muy sobreprotectora, pero también muy fuerte, me entregó una gran autoestima, siempre me decía “tú puedes”. La muerte de mi papá es una pena que no se pasa, pero yo crecí con él muy presente, cada vez que ella me regalaba algo me decía “esto es de tu papá y mío” o en cada cosa que yo hacía me decía “si él hubiera estado vivo le hubiera gustado que hicieras esto”.

Fabiola, confiesa que su madre es la gran forjadora de su carácter, “Me sirvió mucho tener una mamá fuerte y muy creyente, gracias a ella yo siempre he sido muy creyente, hace varios años soy luterana, quiero inculcar a mis hijas el valor de la trascendencia. Pienso que pueden pasar muchas cosas en la vida, pero si tus valores, tu fe y tu familia están ahí, todo se puede superar”.

Y con esa convicción ha formado su familia. Está casada con el ingeniero Cristian Hoehmann, y es madre de Mikaela y Melanie de 6 y 4 años. Fabiola, se propuso equilibrar su vida profesional con la personal para estar muy presente en la crianza de las niñas. Cuando nació su hija menor tomó la decisión de pedir un cambio en su modalidad de trabajo y optar el teletrabajo. Tiene una oficina en su casa y a la empresa asiste 3 veces a la semana.

“Mi día parte a las seis de la mañana, preparo a mis niñitas para ir al colegio, nos turnamos con mi esposo para ir a dejarlas, si me toca a mí, regreso y comienzo de inmediato a trabajar, si no tengo que ir a la oficina o a terreno trabajo desde mi casa, pero eso sí, trabajo enfocada, planifico todo y hago que los tiempos de respuesta sean cortos, siempre respondo un correo o llamada a la brevedad. Cada día me doy una hora por las tardes para apoyar en las tareas de mis hijas, también participo activamente en el colegio, soy delegada porque me gusta estar presente”.

Esta abogada además se ha puesto como objetivo trabajar en tres pilares con sus hijas, que ella considera fundamentales: Autoestima, inglés y deporte.

Este último siempre está presente en la familia Hoehmann – García, Fabiola practica hace dos años ski acuático. “Amo ir al lago Calafquén con mis primos, ellos siempre esquiaban, pero yo no, me propuse hace un tiempo aprender, pero estuve 2 meses intentando salir del agua, me puse como objetivo que sí o sí tenía que aprender y me inscribí para tomar clases con los hermanos Miranda, en la laguna Los Morros en Nos. Entreno con mucha pasión, en este deporte siempre hay algo nuevo que aprender”. 

ÚNICA ABOGADA EN UN MUNDO DE INGENIEROS

A Fabiola no sólo le gustan los desafíos deportivos, sino también académicos. Estudió hace algunos años un diplomado en derecho económico con mención en recursos naturales en la Universidad Católica, y hace dos años obtuvo el grado de Magíster en Administración de la Construcción en la misma universidad, convirtiéndose en el primer abogado titulado en esta especialidad.

“Pienso que uno debe seguir estudiando, no puede pensar nunca que se las sabe todas. Para ser un buen profesional lo primero que debes hacer es no creer que te las sabes todas, ser humilde en eso”.

Y los desafíos siempre continúan, porque se desenvuelve permanentemente en un mundo de ingenieros en su empresa, y en actividades de la Cámara Chilena de la Construcción y de la Sociedad Chilena del Derecho de la Construcción, donde llegó tras ser alumna de la actual Vicepresidenta de la SCHDC, Marcela Radovic en sus clases del Magister en Administración de la Construcción – MAC UC.

¿Cómo ves la importancia de la incorporación de más mujeres a la SCHDC?

Es muy importante la incorporación de más mujeres a la SCHDC, aunque yo creo que aquí hay que tener carácter, esto no es para cualquier mujer, tiene que ser una mujer con mucha fortaleza, capaz de hacerse cargo de los desafíos que implica un mundo tan técnico y tan masculino”.

¿Cuáles son los desafíos que ves en el trabajo de la SCHDC?

Me gustaría que se generaran mesas de debate, donde, por ejemplo, hayan invitados del MOP, instituciones gubernamentales, y que se hiciera algo en conjunto con la Cámara Chilena de la Construcción, donde hay personas con amplios conocimientos técnicos en materia de construcción, y dentro de los temas creo que sería muy bueno incorporar temas de gestión. Cuando hablas de construcción tienes que saber que este sector está formado por muchas áreas y en una sociedad que es una sociedad del derecho de la construcción tiene que abarcar distintas áreas como la social, laboral, medio ambiente, etc. Soy una convencida que hay muchas cosas que se resuelven negociando bien.

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